abril 20, 2024

Reivindicación de la política como servicio público

Escribo estas líneas justo el día en que se cumplen diez años del primero de los “encuentros restaurativos”. A lo largo del año 2011 y parte del 2012, se llevaron a la práctica los denominados encuentros restaurativos, un programa impulsado por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio de Interior y la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco, a través del cual, se posibilitaron diálogos sinceros entre presos disidentes de ETA y víctimas del terrorismo practicado por dicha organización.

Traigo esta efeméride a colación porque – perdónenme la petulancia – yo tuve la fortuna de ser uno de los impulsores del mencionado programa, desde mi trabajo como asesor en la Dirección de Atención a Víctimas del Terrorismo del Gobierno Vasco.

Ciertamente, la experiencia de los encuentros restaurativos fue cuantitativamente pequeña, pero su relevancia cualitativa, tanto en su dimensión moral como también en su dimensión política, fue muy notable y la satisfacción experimentada por haber tenido la oportunidad de colaborar en su desarrollo fue sencillamente inmensa.

Hace un tiempo lo expresé así: “Participar en la vida pública tiene, a veces, estas pequeñas grandes satisfacciones. Tomar parte en iniciativas como la de los encuentros restaurativos justifica el sentimiento de satisfacción y orgullo que sentimos hacia nuestro paso por la responsabilidad pública. El orgullo de haber hecho política en un sentido genuino, obteniendo además un resultado gratificante para quienes sufrieron directamente la violencia que azotó nuestra tierra. Solo por esto, ya puede estar uno satisfecho”.

Fueron doce años desempeñando responsabilidades políticas en el Gobierno Vasco, todas ellas vinculadas a los derechos humanos, las víctimas del terrorismo y la memoria. Tuve la oportunidad y el privilegio de impulsar y colaborar con varias iniciativas de las que me siento especialmente satisfecho y orgulloso: Los mencionados encuentros restaurativos, el programa de víctimas educadoras, los actos de homenaje a las víctimas del terrorismo o el proceso de reconocimiento a las víctimas de abusos policiales en los últimos años del franquismo, entre otros.

Su enumeración no obedece a un ejercicio de autobombo, sino a la descripción de una serie de hitos que generaron en mí un intenso sentimiento de satisfacción y orgullo por el trabajo realizado desde la responsabilidad pública. Algunos lo llaman servicio público y aún hay, incluso, quien lo considera una auténtica vocación.

En tiempos en los que el nivel de la política en nuestro país, en general, deja muchísimo que desear y en los que, con sobradas razones, la vida pública está tan desprestigiada, es imprescindible enarbolar la bandera de su reivindicación y defensa. No debemos combatir la mediocridad solo con la descalificación. Ni podemos hacer dejación de nuestras propias responsabilidades como ciudadanos dejando el espacio libre a los fariseos y mercaderes de la política barata.

Detrás de tan denostada función, hay mucha virtud en potencia. Basta con descubrir y desarrollar el sentido auténtico del servicio público. Ser plenamente conscientes de las capacidades y las posibilidades de transformación de la realidad que tiene la política desde las instituciones.

Hay un tiempo y un espacio para la lucha en las calles, tras las pancartas, en el tejido asociativo de todo signo, y un espacio y un tiempo para el trabajo productivo y transformador desde las responsabilidades públicas. No hay incompatibilidad sino complementariedad.

Y cuando uno es consciente de haber contribuido con su aportación personal, aunque sea modesta, a un proceso de cambio social, la satisfacción es plena, lo aseguro. Estos días en que algunos medios de comunicación recuerdan los diez años de aquella maravillosa experiencia que fueron los encuentros restaurativos, ayudan a revivir aquellos sentimientos y a renovar la fe en la política.

*Txema Urkijo Azkarate.

 

*Txema Urkijo es exdirector de la Oficina de Atención a las Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco y ha desempeñado a lo largo de su carrera una importante labor siempre ligada a los derechos humanos, la concordia y la memoria histórica.

 

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