mayo 18, 2024

Ecos de América Latina

Hablar de América Latina nos hace evocar los importantes recursos que posee esta extensa región. Recursos tanto agrícolas y ganaderos, como pesqueros y energéticos. Y sin embargo al hablar de ella, de esta región tan abundante en materias primas, nos damos cuenta que no ha sido capaz, hasta el momento, de dar a sus ciudadanos esa prosperidad y futuro, que en su día, buscó la emigración europea durante gran parte del siglo pasado.

Mucho se ha hablado de la región como escenario y vaso comunicante de las luchas de poder que mantenían los bloques que durante un largo periodo del S. XX dominaban el planeta. Dictaduras militares en el cono sur, experiencias revolucionarias en el Caribe y Centroamérica y tardías revoluciones bolivarianas cuando, audaz apreciación, las revoluciones han dejado de estar de “moda” y la búsqueda de la mejora de las condiciones de las personas, se buscan por vías menos frentistas.

Lo sabemos, el tema da para mucho y nada más lejos de nuestra intención que entrar en tan apasionante y espinoso análisis. Solamente traer en las siguientes líneas las palabras de quién desde un rincón venezolano, desde Valencia en el estado Carabobo nos ha hecho llegar.

VENEZUELA, de cuna del abrigo a una madre abandonada

Venezuela, hablar de ti es hablar de los millones de seres humanos que nacieron en ti. Cómo recuerdo tus inicios llena de grandes paisajes, mar, arena, selva y volcán, con un clima lleno de amor para todo aquel que tu abrigo acogía. Ohhh amada mía, cuanto dolor reflejas. Quiero recordarte próspera brillante y exitosa. Quiero recordarte como te conocí, cálida con todos los hijos del mundo que llegaron a ti para formar sus hogares, abrir grandes empresas, disfrutar de tu sencillez en el arte culinario. Solo una Arepa y te siento tan mía…

Venezuela como has sufrido por malvados que llegaron cuando de tu vientre solo salía éxito, no lo soportaron, te humillaron y ultrajaron e hicieron de ti a una madre abandonada a su suerte. Ahora te veo llorar, gritar en lo más profundo de tu ser. Tus hijos te abandonaron, no por convicción si no por salvación, por querer vivir aún cuando están sufriendo. Sé qué esperas que llegue el héroe que te salvará del yugo del presente.

Quiero verte recuperar tu himno y escudo. Quiero enarbolar nuestra  bandera como un papagayo  multicolor y llegar a la cima donde esta Dios para ver desde ella tus mares y montañas, verte triunfar desde los cuatro puntos cardinales, cantar con todos tus hijos y los que te escogieron como una madre. Venezuela tierra de gracias, cuantos colores, mariposas y animales exóticos llenan tu biodiversidad. Pensar cuando fuiste salvada del terror, los salvadores quedaron embrujados por tu belleza sin igual. Venezuela hoy me siento tan extraña en ti y me encuentro tan dentro de ti, no reconozco tus calles, tus paisajes que lo disfrutaba a doquier.

¿Qué te han hecho Madre mía, que aún cuando me regocijo en ti te siento fría y distante? El calor y tu sonrisa fueron opacados por la barbarie. Quiero limpiar cada herida de tu ser, volcar en ti todo el amor que una Madre anhela de sus hijos y no puedo. Mi dolor no cubre tu llanto. Quiero llenarte de amor. Llevo y llevaré tu luz y aroma en mi piel.

¡Cuanto te Amo Venezuela!

Jacqueline Pérez Casamayor.

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